domingo, 27 de enero de 2013

El rompeolas

Colgó sus pies spbre el rompeolas como cada tarde hacía y se dispuso a contemplar el atardecer, la caída del sol sobre el océano, tan diferente siempre, tan especial para él que por nada del mundo se lo perdería. Lloviese, hiciese temporal o vendaval, siempre estaba allí.

En ese momento recordó aquel otro en el que, muchos años antes, su cuerpo, su corazón había sentido lo más profundo que un ser puede vivir.

Allí, con las olas rompiendo de un lado al otro del mar de piedras, su boca se unió al de aquella chica, sus labios fueron uno solo y su corazón parecía estallar.

En el rompeolas sintió el primer amor.

No hay comentarios: