jueves, 15 de noviembre de 2012

Trenes de largo recorrido

Hoy, voy a hablar de ti, sí, aunque el tren no se pare en ninguna estación, el recorrido sea sin escalas, dure los años que dure y nos arrastre a casi todos.

De ese tren se van cayendo amigos, familiares, conocidos que algún día fueron parte de mi vida, seguramente de la tuya, sí, tú que me puedes leer en este momento, quizás no sean los mismos con iguales nombres, pero de tu vagón seguramente habrá salido más de uno, alguno bruscamente, otros suavemente, arrastados por el peso de los años.

Pero todos, sí de eso estoy seguro, todos, quedasen en el andén que fuera, pasando por algún túnel, un paso sin barreras, un puente o un campo sembrado de margaritas amarillas, todos están ahí esperando que el tren vuelva a pasar por el mismo recorrido de antaño, para subirse en él aunque sea en forma de recuerdos.

Así que te voy a pedir solamente una cosa, sí, de nuevo a tí, lector fugaz de este humilde escritor, detén tu tren, sea un talgo, un ave, un cercanías o uno de carga de mercancías. Como dueño de tu vagón, de vez en cuando, recuerda a quienes compartieron ese espacio por tiempo o simplemente pasaron fugazmente por él pero te marcaron.

Seguramente aparecerán por él de nuevo cuando los recuerdes.

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