sábado, 10 de noviembre de 2012

sueños de la Argentina

Un día soñé que sobrevolábamos la selva del Mato-Grosso, que nos sentábamos en el banco de Mafalda allá en Buenos Aires, que navegábamos por el fin del mundo entre leones marinos y glaciares perennes, que la nieve venía a visitarnos con un metro de altura, que los témpanos de hielo se desplomaban en el Perito Moreno, que sobre nuestras cabezas el cóndor nos observaba mientras en las montañas los guanacos huían, que entre lagos maravillosos, islas desiertas, cuevas con restos de hombres de dos metros, y asados de cordero, descubríamos que el arco iris puede nacer en nuestras propias manos, que existe una tierra donde jamás puedas imaginar cómo puede caer el agua con tanta virulencia como lo hace en Iguazú, donde existan tribus guaraníes que se aislen a pocos metros de la civilización conocida, donde la belleza tome forma de cascadas de agua a cual más bella, donde el Tigre sea un mundo nuevo que esté unido por el río de ese mismo nombre, donde se viva en una isla privada con embarcadero y los autobuses sean barcos repletos de personas, donde se pueda visitar La Boca, el barrio más famoso de Buenos Aires, donde se huela a fútbol por los cuatro costados, donde la naturaleza tome forma de país, de Agentina.

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