lunes, 8 de octubre de 2012

Dos viejos zapatos negros

Junto a los juzgados de Sevilla, abandonados en la acera, yacen dos zapatos negros. No son muy viejos, ni están rotos, solamente son dos zapatos, un par con las bases están aplastadas por el uso de alguien que no quería perder el tiempo en calzárselos, o no supo.

Dos zapatos sin dueño, pero seguramente con un pasado, el del que espera que su ser querido salga por la puerta despues de un fin de semana de calabozo, del que se abandona a sí mismo, del que no sabe ni adonde va, ni de donde viene.

Zapatos de un vagabundo de sí mismo, o de la prostituta que espera a su chulo, o del drogata que aprovecha la oscuridad de la noche para meterse todo lo que pueda.

O simplemente, de la que se compró un par nuevo y tiró los viejos donde mejor le vino.

Dos zapatos negros usados cuya historia no conoceremos jamás.

Mejor así.

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