martes, 22 de mayo de 2012

Tarde

Cuando despertó supo que era tarde, tarde para arrepentirse, tarde para llorar, tarde para sufrir, tarde para sentirse culpable, tarde para gritar, tarde hasta para morir.

El cuerpo de aquella chica se desangraba en aquella habitación sin nombre ni color.

Se asomó a la ventana, fuera hacía calor, el sol comenzaba a marcharse por los últimos edificios de la calle.

Se lavó las manos ensangrentadas en el lavabo y se miró al espejo.

No se reconoció en él, alguien extraño había entrado en su cuerpo.

Tarde para acordarse de lo que había pasado.

Una extraña sensación de placidez fue apoderándose de su alma hasta quedar derrengado sobre el suelo.





El casi imperceptible ruido de unos pies despertó al gato que dormitaba junto a ambos.

Una puerta se cerró

Afuera caía la tarde.

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