lunes, 16 de enero de 2012

Extravagante

Ese es el mejor calificativo que pudo recibir quién toda su vida consiguió todo lo que quiso, hasta la soledad, aunque esta no la buscara, sino que fue su sombra durante toda su vida.

Coleccionaba cosas como quién comía caramelos, a cual más raro, diferente y sobre todo, caro.

También sus enemigos eran numerosos.

Y es que para una mujer como Lucía, vivir era un placer al que no le costaba acostumbrarse.

Uno de sus grandes placeres era disfrutar de la piscina mirando el sol alejarse por el horizonte mientras tomaba un vaso del bourbon más caro traído directamente de Estados Unidos.

Como su colección era tan diversa, no se extranó en recibir la tarde anterior una cajita con otro de los anfibios que quiso tener, una rana del Amazonas en peligro de extinción, un capricho más.

Soltó a la rana en la piscina, se metió en el agua y...

Quién le vendió el ejemplar por internet no le avisó de que ese animal era quizás el anfibio más venenoso de la tierra y que jamás debía tocar su piel, pues la muerte era segura.

Ahora flotaba en la piscina entre su " última " extravagancia.

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