jueves, 22 de diciembre de 2011

Un hogar donde vivir

¿ Hay alguien ahí arriba ?, preguntaba el hombre dentro del pozo.

Llevaba varios días metido en aquel hueco profundo y seco.

Cuando cayó por accidente buscando setas sintió en principio un dolor inmenso en la cadera, luego claustrofobia y por último hambre.

Pero a todas ellas se llegó a habituar.

Con el paso de los días, el dolor había remitido, se tranquilizó y pudo respirar tranquilamente. Bebía de una pequeña rendija situada a media altura que escondía el agua de la lluvia; y comía algunas plantas, además de caracoles y algún que otro pequeño reptil.

Ahora había alguien allá arriba, quizás su salvación, seguramente.

Quiso gritar, pero algo dentro de su mente se lo impidió. Un miedo profundo, igual que el pozo, hizo que no pudiera articular palabra: por su mente corrieron miles de supuestos, un ladrón, un abusador, alquien con una escopeta que pensaría que le estaba robando sus frutas, incluso un terrorista.

La sombra se acercó a brocal, miró hacia abajo, pero todo estaba en silencio y era tal la profundidad que no vió nada, más aún con el reflejo del sol al levantar la cabeza.

Tal como llegó, eso se fue.

Allá abajo quedó el hombre tranquilo, sereno.

Al fin y al cabo, eso es lo que él buscaba un hogar, solitario, eso sí, pero su hogar.

No hay comentarios: