domingo, 23 de octubre de 2011

" Tocar fondo "

El viernes me comentaba una querida amiga que no hacía demasiado tiempo había tocado fondo. Concretamente una noche se levantó de madrugada, no podía dormir, los problemas le acuciaban, no tenía solución para ellos, se sentía sola, terriblemente sola y esa noche, quizás la más larga de su vida, más que las cuatro noches de parir sus cuatro retoños ya mayores, más que la noche en que tuvo que decidir que se separaba porque no soportaba más a alguien que no era le trasmitía más que reproches, más que la noche en que perdió a su madre muchos años atrás. Esa fue la noche en que desde el fango más profundo sacó primero la cabeza, luego un brazo, luego el otro, más tarde el cuerpo y por fin las piernas de ese pozo.


Todos, en mayor o menor medida, hemos pasado por momentos parecidos, en los que llega una situación límite que nos hace reaccionar y a partir de ello cambia la vida.


Yo recuerdo hace muchos años, en los momentos en que mi vida se debatía en un mar de dudas, viviendo en San Fernando en una casa prestada, sin luz, sin dinero, malviviendo con lo que ganaba los fines de semana en un pub de Facinas, sin orientación, sin familia a mi alrededor, con mi incipiente pareja a cien kilómetros, haciendo prácticas en una oficina de un primo, sin futuro, y sobre todo, sin algo a lo que asirme para salir del barro, aún recuerdo aquella noche, muy parecida a la de mi amiga, en la que no ya las horas, los minutos se hicieron eternos, no amanecía, no había un teléfono al que llamar, un amigo a quién despertar para confesarme que me encontraba solo, terriblemente solo, sin destino. Pero llegó el día y como ella encontré un palo de madera al que agarrarme, salir y ...


Aquí estoy.

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