viernes, 2 de septiembre de 2011

Si yo estoy bien

Esa es la palabra que una persona me comentaba esta mañana cuando vino a verme.

Quise saber cómo llevaba el cáncer, el tratamiento, su vida, las relaciones, si salía, pero él solo me repetía, si yo estoy bien, pero tras esa frase, había un pero, un miedo más que sumar a su más que poblada mochila. Aunque intente dar una fachada de optimismo, tiene miedo a morir, mucho, quizás demasiado. No le culpo por ese sentimiento, esa inquietud o esa postura, es muy difícil saber cómo reaccionar ante una situación así.

Le pregunté por la cabeza, cómo le funcionaba, los ánimos, y en ese momento supe que el cáncer vive las veinticuatro horas del día en su cabeza. De poco vale que tengas cientos de hobies, cuando no hay otra cosa en qué pensar ya puede estar frente a tí la cosa más motivante del mundo que ni la ves ni notarás su presencia.

Al cáncer hay que llamarlo por su nombre, enfrentarse a él, y ya que vive en nuestro cuerpo en algunas ocasiones, por favor, que no viva en nuestra mente.

No es un reproche, por dios, que nadie me lo entienda así, es un mensaje de optimismo, de lucha por la vida, por sus niños, por su mujer, Si tienes dolores, intenta ignorarlos.

Pero, por favor, lucha, no te dejes vencer.

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