sábado, 25 de diciembre de 2010

Navidad

Calles vacías, tenue lluvia que moja los cristales de mi coche mientras viajamos al Cerro al almuerzo, tres gitanas en bata de casa y zapatillas cruzan el semáforo, hasta los chinos descansan hoy, hasta las putas que venden su cuerpo a todas horas en el cruce de los bomberos tienen por convenio hoy el día libre, cientos de coches aparcados, resaca de noches intensas, churrerías ausentes, solamente " El Petisú " recoje a los solitarios buscadores de un buen café, de charla en familia o simplemente desesperados de tomar algo caliente y gratis ( el barba blanca que deambula diariamente por el barrio trapicheando me imagino que algo de hachís y otras menudencias ), que tras insistir consigue de un cliente que le invite.
Tras el día saco varias conclusiones, primero que necesitaba una charla familiar tranquila en que nadie llevara la voz cantante por su torrente, o que los niños nos dejaran hablar y sincerarnos, contarnos cosas que en el día a día no dan tiempo.
Hoy quería ir al circo con los niños, pero no pudo ser, el lunes caerá, yo estoy más ilusionado que ellos.
Ultimamente había pocos momentos en que conseguía emocionarme, aunque yo antes era el lágrima fácil de la familia, pero hoy, tenía que ser precisamente el día de Navidad, cuatro momentos me han hecho sentirme diferente. A la hora de la siesta puse Radio Marca y estaban echando el resumen de los goles del Mundial de Sudáfrica, pero comentados por todas las radios y todos, desde el primero con Suiza y el último con Iniesta, aunque éste lo he vuelto oír otra vez esta noche, un subidón me entró por el cuerpo, creo que cada día que pasa me doy cuenta de lo fantástico que España consiguió.
Luego, mientras que tomaba el descafeinado de máquina ( he tenido que renegar del auténtico, pero las circunstancias mandan, ya volveré ) en el valiente Petisú, hablé con mi tía de Conil. Se sentía triste y sola, su hermana está enferma, pero se puso contenta de que la hubiese llamado. Me dijo que me quería mucho, no es normal que te digan eso por teléfono, se me hizo un nudo en la garganta muy diferente al de la mañana ( cuando me levanté a las diez de la mañana, todo un record en mí, tenía hinchada la campaniña y tuve que salir pitando a urgencias para que me pincharan el culete con un Urbason ). Me gustaría que mi tía saliera de su mundo pesaroso, de muerta en vida, de luto permanente por fuera y por dentro, pero creo que su mentalidad no se lo permitiría.
Luego Sabina, el eterno, que no deja de hacerme vibrar, aunque no tenga la voz de sus comienzos, me gusta más ahora con el roto permanente, y a mis hijos, sobretodo a Juan y a Marta, que se están aprendiendo " La del pirata cojo ". A mi Peter Pan bético le tengo que cantar todas las noches el estribillo del pirata, si no no se duerme.
A media tarde, cuando llegamos a casa, hicimos masa, hicimos figuritas y las metimos en el horno. Creo que mi padre nos estaba ayudando, porque en mi cabeza estaba, seguramente también mi tío Salvador, otro insigne panadero que me regaló mi primer Quijote, edición de Martín de Riquer, maravillosa.
Ahora estoy escribiendo esto, es casi la una de la madrugada, calle Melancolía suena a tope en el portátil y lloro a lágrima partida de felicidad, me acuerdo de Argentina y pido por favor a la audiencia que me diga donde conseguir el DVD de los conciertos de Sabina y Viceversa y alguno en sudamérica.
Me voy a la cama, es demasiado tarde.

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