lunes, 30 de agosto de 2010

La sueñera tres

Quizás sea éste el sueño más recurrente que me viene a la cabeza incluso estando despierto:

. Abro los ojos y veo mar a mi alrededor. El sol se marcha tras el horizonte, yo me quedo aquí. Otra noche más no sé si podré soportarla, aunque sea por amor propio debo sobrevivir. No siento los brazos, mi ropa son puros jirones, tengo llagas en la espalda y la madera a la que me agarro es mi única compañía.
He perdido la cuenta de los días que llevo sin probar nada de comida, ni un maldito mendrugo, el agua de mar me hace más mal que bien pero no tengo más remedio que beberla.
Ni los peces vienen a visitarme.
Aún tengo la esperanza de que algún barco pase cerca y pueda rescatarme.
Aunque sea, sólo eso, esperanza.

domingo, 29 de agosto de 2010

Mi primera experiencia

Esta mañana llegó un momento muy esperado por mí.

Nada menos que treinta y nueve años.

Soñaba con subirme encima de ella.

Sentir su macizo cuerpo debajo mía.

Aunque el resultado no ha sido tan más satisfactorio como quería.

Ella está bien, yo tengo el tobillo " to desollao ".

Sí, tengo que reconocerlo ante el mundo,

Hoy he montado por primera vez en bici.

Mañana tocará otro màs intenso.

Eternidad

Y de repente, la oscuridad.

Ni día ni noche.

De la sombra a la penumbra, un paso.

De la penumbra al vacío, el definitivo.

No tengo miedo a la nada.

Sé lo que me espera.

Sólo temo al tiempo.

Y espero que no sea infinitivo.

jueves, 26 de agosto de 2010

La sueñera-parte segunda

Su sensual boca me pide que la bese, a pesar de las advertencias. Es imposible resistirse, el deseo me puede, me entrego a ella con toda la pasión de la que soy capaz.
Al principio sus carnosos labios me producen placer, pero comienza a presionar cada vez más hasta que mi boca entera es tragada por la suya. No debí aceptar la proposición de tomar a la mujer pulpo. Maldita bruja.
Entro en el bar, me siento en una mesa de la esquina, pido una copa de vino de la casa mientras observo las fotografías de las paredes. Entre ellas un cartel llama mi atención: "Tome los filetes de ternera que quiera por ocho euros ". Levanto la mano y llamo al camarero.
Dígame.
- Quisiera la oferta de allí, y señalo la pared frente a mí.
Dos horas después continúo tragando filetes a la plancha. No puedo más, quiero parar pero el camarero mayor que me atendió antes no para de acumular carne en la mesa.
Le digo que voy a reventar, pero él me comenta: Lo siento, en este bar somos muy serios y lo que pide el cliente es servido.
- Por favor, quíteme esos filetes de la mesa, me dan ganas de vomitar.
¿ Usted ha leído bien el anuncio ?.
Sí, ponía que podía comerme todos la ternera que quisiera.
No, ahí pone que podrá comerse toda la ternera que quiero.
¿ No es lo mismo ?.
No, usted se va a comer toda la ternera que quiero yo, y en la cocina quedan aún dos kilos que se van a echar a perder, así que haga estómago por las buenas o por las malas.
El camarero cierra las puertas del local, baja las persianas y se sienta a esperar.

miércoles, 25 de agosto de 2010

La sueñera

En el reciente viaje a Argentina encontré un libro de Ana María Shúa, escritora de cuentos de allá, que andaba buscando. Se llama La Sueñera y son microrelatos todos relacionados con el mundo de los sueños. Este es mi modesto homenaje a ella.
. El impresionante macho se acerca, lo presiento, y viene con ganas de guerra. Aunque quisiera no podría huir, es más rápido que yo. El tiburón blanco, el terror de los mares está ya junto a mi cuerpo, creo que es el fin... Uff, menos mal, aún no asimilo que soy una ballena más grande y fuerte que él.
. Cuento ovejas para dormirme: La primera cae por el precipicio antes de llegar a mí, la segunda es atacada por una jauría de perros salvajes, la tercera no puede saltar la valla, la cuarta está dando de mamar a su cría, la quinta tiene fiebre y hoy tampoco vendrá, la sexta está siendo sodomizada por el macho cabrío, la séptima duerme, la octava prefiere la sombra del árbol, la novena come hierba. No, decididamente esta noche tampoco podré conciliar el sueño.
. Estoy siendo acosado en una habitación cerrada por los anuncios de la teletienda. Si salgo vivo de esta prometo no quedarme dormido más viendo la televisión.
Continuará.

martes, 24 de agosto de 2010

A Miguel

En la historia de Facinas, Miguel no creo que sea uno de los que pase por destacar por algo, pero a este pequeño ser, casi de mi edad, que el otro día se marchó para siempre, por sufridor, por desgraciado en nacer en una familia de alcohólicos, porque conviví con él bastantes desayunos, por las lágrimas que derramó por mi padre ( seguramente Juanini estará hoy arreglándole otro día más la bicicleta cochambrosa con la que todas las mañanas bajaba a hacer la compra ), o por ese otro Miguel que fue su ángel de la guarda, su amigo y confidente en la tierra, por sus hermanos Niní y José, o por quién se quiera acordar de él, le dedico este cuento.
“ Un día especial “

La madrugada está siendo fría, muy fría, demasiado. Allá arriba Miguel se revuelve sobre las sábanas y nota una sensación extraña, tirita, le castañean los dientes. Oye el gallo cantar, le parece que lo hace de forma diferente.
Hoy es domingo, se puede quedar un ratito más en la cama, pero no puede estar más tiempo, tiene demasiado frío. Se acerca a la chimenea aún con la ropa de dormir y se calienta un poco las manos, pero la boca no la puede parar. Nadie en la casa parece que se haya levantado aún, clarea por el tragaluz de la cocina. Mira el reloj, las ocho y media de la mañana.
Se oye el ladrido lastimoso de los dos perros en la puerta. No avisan de la llegada de nadie, simplemente le llaman a él. La abre para que entren, cuando entra Canela se fija un poco más allá y lo ve, lo ve todo.
Todo es todo, no hay verde de los árboles, ni marrón del barro, ni color amarillento de la tierra del carril que lleva hasta su casa, todo es blanco, blanco y más blanco. Dios, qué es aquello.
Deja abierta la puerta para que la visión no se le escape al cerrarla, coge un gersey, se pone los pantalones encima del pijama, las botas, la vieja bicicleta aparcada junto al lavadero y al pueblo, a Facinas.
Tiene que decirles a todos que él ha sido de los primeros en ver el manto blanco. Conforme va bajando la empinada cuesta se da cuenta tiene que echar mano de los frenos, pero la bicicleta no le hace demasiado caso y por la primera curva a la derecha Miguel sale volando cayendo de bruces sobre un gran chaparro.
Por un momento, no sabe cómo reaccionar.
Sus ojos, su nariz, hasta su boca se han llenado de nieve, está fría y muy fría. Se limpia un poco y reanuda la marcha.
Mira a un lado, a otro, hasta la sierra de Fates está nevada, es impresionante.

Cuando el sol comience a aparecer por las Cabrerizas y disuelva la gran nevada Miguel ya habrá hecho guerras de nieve con los gentes de Facinas, y hasta un muñeco, pero sobre todo, habrá sentido que la vida puede llegar a ser por momento feliz entre tanta desdicha.

Gracia gaditana

Muchas veces se ha hablado de que en Cádiz hay gracia a borbotones, y no es por presumir, ni chauvinismo, pero hay que reconocer que en cualquier sitio te encuentras con alguna manifestación de ella.
El viernes pasado, en la playa del Chorrillo en Rota, en un chiringuito había un cartel escrito con tiza que decía:
" Tenemos ortiguillas, pijotas, chanquetitos. "
Y abajo:
Prohibido hablar de " la cosa ".
Sobra el comentario.

martes, 10 de agosto de 2010

Tiempo

Cinco minutos tarda Marta en devorar un bocadillo de jamón.

En dos escasos minutos, El Peter Pan Bético es capaz de acabar con un paquete de gusanitos.

Antonio se zampa una chuche en un minuto.

Cinco segundos, sólo cinco segundos necesitó la bomba atómica para hacer desaparecer una ciudad como Hiroshima.

En cinco minutos habían muerto más de 125.000 personas inocentes.

En un día 75.000 más fallecieron.

Que las masacres no se olviden.

Ni siquiera para los ganadores de las guerras.

Tiempo es lo que falta para perdonar y olvidar.

Y no precisamente poco.

domingo, 8 de agosto de 2010

Rutina

Domingo, doce de la mañana, mesa de terraza en una calle tranquila de Chipiona.
Suena un dado dentro de un cubilete rojo, cae al fin.
Seis.
La mano derecha del hombre mueve la ficha roja y vuelve a tirar.
Cinco.
Ella repite la operación con su cubilete amarillo.
Tres.
Su segunda ficha roja alcanza a la tercera de él y la manda a la salida.
Nadie habla.
Se oye la caída del dado sobre el tablero.
No hay signos de alegría en su rostro cuando ella gana la partida.
Ni siquiera se miran.
Ambos peinan canas.
La rutina juega la partida siguiente, y la otra, y la otra.
Y gana.
Esta es una historia verídica, ha estado vagando por ahí un año hasta que hoy se decidió a salir.
Un domingo pasé por una calle vecina y me paré un momento a ver una pareja jugar al parchís.

jueves, 5 de agosto de 2010

¿ Demasiado tarde ?

Me dirijo a ti esta noche solitaria de verano.
No sé si será demasiado tarde.
A lo mejor yo no soy el más indicado para decirte nada, pues no soy ni juez ni parte en este problema, seguramente, si te lo dijera a la cara me dirías que me metiera en mis asuntos, que no soy tu familia, ni alguno de tus amigos, si es que aún los conservas.
Pero como he visto la vida desde un poco más allá, creo que te puedo decir que basta ya, que de nada sirve la retirada de denuncias.
Las promesas no son tales con una bofetada por medio, ni siquiera el chantaje de los niños.
Apóyate en tu familia si hace falta, pero por favor, retírate de él, que ningún bien te va a hacer.
No quieras luchar por algo que ya ni siquiera agoniza, pues te va la vida en ello.
Que coja sus animales y se marche a donde sea, eso a ti no te tiene que importar.
Pero si aprecias tu vida y la de tus hijos, vete de su mundo, aléjate lo más lejos posible.
No me gustaría que tu nombre saliera en la prensa.
Sé que este mensaje jamás lo leerás, pero sentía en la necesidad de contarlo.

La banda sonora de mi vida

Ayer, en un viaje relámpago a Facinas, me di el gustazo de volver a encontrarme con Sabina.
A toda voz, sólo en el coche, oyendo las canciones clásicas en el acústico de hace unos años descubrí el sentido de viejas canciones que nunca me había parado a oir detenidamente.
Y me di cuenta de que en muchos momentos de mi vida ha estado presente este personajillo.
La cinta de Joaquín Sabina y Viceversa ( Ocupen su localidad, Princesa, Rebajas de Enero, Pongamos que hablo de Joaquín, allí descubrí por primera vez a ese monstruo que es Javier Krahe, Pongamos que hablo de Madrid, Juana la Loca ) que me grabó José Luis el de Algeciras fue el acompañante nuestro en las tardes de Bup, tardes de estudio en la planta alta de mi casa ( mi pequeño refugio ), el descubrir otra poesía diferente a la que se estudiaba en el instituto. Eran también tardes de soledad y de desamor, de primeros amores no correspondidos.
Luego, los veranos siguientes, de noches en el pub, fue el descubrimiento de " La Mandrágora ", con Alberto Pérez y Javier Krahe ( disco anterior pero que yo descubrí tarde ).
Hubo una época triste, la del Hombre del Traje Gris, que como sus canciones, no me traen demasiados buenos recuerdos.
Del 92 en adelante, fueron los años de la pasión, con la cinta que Gema me grabó del Sabina más ronco, sarcástico como pocos, la del Pirata Cojo.
Volví al Sabina de Viceversa con los dos discos en directo, que me redescubrieron otras versiones, maravillosa " Calle Melancolía ", " Ruido ", " La Magdalena ", en la que Sabina volvía a reírse de la vida, o con ella, muchísimo más irónico que nunca, pero con la profundidad que dan
sus letras.
El reciente viaje a Argentina significó el reencuentro con él, pues los argentinos lo consideran más suyo que nuestro. En todos los hoteles sonaba y como me hice amigo de los camareros, pues les pedía las canciones que quería. Incluso uno se confesó que su mujer había tenido un percance con él cuando ella limpiaba un hotel años atrás.
Momentos inolvidables con su banda sonora, nevadas eternas.
Esta noche estoy descubriendo el último disco suyo, " Vinagre y rosas ",
Cuántos momentos nos quedan por vivir con él, espero que muchos.