martes, 13 de octubre de 2009

Una ciudad atractiva



A mi vuelta vía aeropuerto con retraso de vueling incluido, puedo testificar que me vengo con la misma impresión con la que me fui.


Barcelona es una ciudad condenadamente atractiva. Y eso que esta vez he visto La Sagrada Familia de lejos, muy lejos, que no hemos hecho apenas recorridos del barrio Gótico, ni de Dalí, ni de Picasso, ni de Gaudí. Pero hay una, no muchas ciudades en una.




Esta vez, como íbamos con niños nos tocó la Barcelona de los zoológicos, acuarios y Tibidabo.





No faltó un paseíto por las Ramblas, con sus geniales mimos, a cual más original. Prometo reportaje fotográfico los próximos días.


Maravillosas las vistas desde la montaña del Tibidabo. Es visita indispensable para hacerse una idea de la grandiosidad de la ciudad.


Pero si algo no esperaba era la Torre Agbar, y eso que la vimos desde lejos. Impresionante, lo mire como lo mire. Ahí os dejo una postal de la visión para que la disfrutéis.


El metro, el funicular, el tranvía, todo es diferente allí, y funcionan como relojes perfectamente ensamblados. No hay esperas de veinte minutos ni nada de eso.


Las historias del metro dan para muchas páginas.


Espero estrujarme un poco los sesos para saber construirlas.





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