martes, 19 de mayo de 2009

Primavera

El poniente se mantiene suave, ni rastro del maldito levante.

La noche es fresca, huele a verde.

En el pueblo apenas se oyen ruidos.

En las zarzas junto a la iglesia canta el ruiseñor. Destaca el canto poderoso en la soledad.

Un perro ladra en la sierra, algún zorro se acerca buscando restos de comida de los contenedores.

De vez en cuando un cencerro suena, las ovejas están en el huerto del cura.

Un autillo canta en el techo del cine.

En las casas, las gentes ven la tele, cenan, las puertas permanecen abiertas hasta la hora de ir a dormir.

De pronto, lejano se oye el claxon de un coche, dos tres, cuatro, cinco, muchos. El sonido se hace permanente por todas las calles de Facinas.

El ruiseñor deja de cantar, los perros ladran escandalizados, el autillo se esconde.

Los coches siguen pitando constantemente.

¿ Habrá habido una boda ?.

A esa hora no parece probable.

Un himno suena a todo volumen en el primero de los coches de la caravana, el Barcelona ha ganado la liga.

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