¿ las bicicletas son para el verano ?

Siete de la mañana, suena del despertador.

Pedro se levanta, se viste con la indumentaria oficial, otra jornada rutinaria, cambiar bicis defectuosas en los puntos de alquiler de la ciudad. Coger el coche, retirar las que están pinchadas, en suma un trabajo tranquilo. Trabaja para la empresa del ayuntamiento de Sevilla y le pagan bien.

A las 9.30 horas llega a su primer punto, junto a la estación de Santa Justa. Comienza a cargar en el remolque una dos, tres, cuatro, quince, veinte.

A las 10.30 horas, Pedro López para el coche junto a los Jardines de Murillo, quita del aparcamiento una, dos, cuatro, seis, diez.

20.30 h., el coche de Pedro está aparcado junto a la Catedral. El remolque tiene quince bicicletas.

22.30 horas, un usuario llama al teléfono de Sevici. Salta un contestador, deja un mensaje.

Día siguiente:

08.00 horas. La primera teleoperadora de Sevici enciende el ordenador, comienzan a iluminarse puntos rojos por toda la ciudad, se pone nerviosa.

08.03 h. La encargada del contestador de Sevici comienza a recibir los mensajes en su ordenador. Uno, dos, quince, doscientos. Algo anormal sucede.

Todos repiten el mismo mensaje: Voy a tomar una bicicleta del punto de alquiler, pero está vacío, no hay ninguna.

08.05 h. Un nuevo mensaje se recibe. Una voz distorsionada dice: " Pedro López, trabajador de SEVICI, se encuentra atado a un árbol en el extremo oeste del Parque del Alamillo, está bien ".

Inmediatamente la Policía hace sonar las alarmas por toda la ciudad y comprueban los mensajes. Efectivamente, han robado todas las bicicletas de la ciudad, en total, dos mil quinientas. El trabajador había sido secuestrado, se le había despojado de la indumentaria y del coche de la empresa.

Sin rastro de los ladrones.

23.00 horas del día anterior.

Un barco cargado de chatarra sale del puerto de Sevilla, bandera de Bahamas, dirección Mozambique.

02.50 horas del día siguiente: El barco sale del Guadalquivir, cambia la bandera, rumbo desconocido.