lunes, 9 de febrero de 2009

Un día de suerte

Esta historia sucedió hace muchos años, pero bien hubiera podido ocurrir el día de hoy.
Un día, Juan decidió dar un paseo por la montaña cercana a su casa. Cuando llevaba algunos metros recorridos encontró algo en el suelo que le llamó la atención. Era una especie de lámpara, pero estaba totalmente llena de óxido.
La cogió y frotó con un pañuelo de tela que sacó del bolsillo del pantalón.
Al momento, un espeso humo salió de ella obligando a Juan a toser para no ahogarse.
Cuando se disipó, ante él apareció una gran figura blanca que le dejó impactado.
- ¿ Quién eres ¿, preguntó Juan.
. Soy el genio de la lámpara y por haberme liberado te concederé dos deseos, pídemelos.
Juan quedó pensativo hasta que le dijo al genio:
- Me gustaría perder el miedo, que éste desapareciera de mi.
. Tu primer deseo no lo puedo cumplir.
- ¿ porqué, no eres un genio ¿.
. Sí, pero ninguna persona puede ni debe perder el miedo. Solamente te diré una cosa, tener el miedo no es malo, lo verdaderamente malo es no saber vencerlo cuando llegue.
Juan no contestó pero aquella respuesta le dejó pensativo.
. Pídeme el segundo deseo.
- Me gustaría ser feliz.
. Juan, en mi mano no está darte la felicidad eterna, pues aunque sea un genio, la felicidad no se puede otorgar como el dinero o el resto de cuestiones materiales, pero como no me has pedido lo que los demás solicitan, sí te daré un pequeño consejo que te servirá en tu vida: “ Búscala y la hallarás; Una vez que la consigas, aunque sea un solo minuto, disfruta de ella como si fuera la última vez que la vieras “.
Tal como llegó el genio se marchó.Juan se quedó pensativo analizando lo que había vivido en esos minutos y tuvo la sensación de que el genio realmente le había concedido los dos deseos. Ahora simplemente estaba en sus manos poder cumplirlos.

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