martes, 10 de febrero de 2009

El mal


A veces pienso que me pongo demasiado transcendente, que por mi cabeza pasan pensamientos críticos al mundo que nos ha tocado vivir. Otras veces no, otras disfruto de las pequeñas cosas del día a día, un beso, una sonrisa, un buen libro, una buena comida.
Pero esta noche vuelvo a mis momentos metafísicos, me indigno cuando pienso en tantas personas que han perdido su vida en estos últimos años matando por su dios particular. No tiene sentido, decididamente no, es totalmente ilógico, irracional y además no puede, no debe suceder.
Por eso, os dejo esto que escribí hace ya unos meses, pero que sentía la necesidad de contarlo.
Me disculpo de antemano si soy demasiado pesado.


" El mal "

En un principio creó Dios el cielo y la tierra.

La tierra, empero, estaba vacía y las tinieblas cubrían la superficie del abismo.

Entonces dijo Dios, sea hecha la luz. Y la luz quedó hecha.

Durante seis días, Dios creó las aguas, los árboles y las simientes, los cuerpos luminosos y las estrellas, los animales domésticos y los salvajes. Y vio Dios que lo hecho era bueno.

Y por fin dijo Dios: Hagamos al hombre y semejanza nuestra y domine a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a las bestias, y a toda la tierra, y a todo reptil que se mueva sobre la tierra. Crió, pues, Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios le crió, criolos varón y hembra.

Y completó Dios el séptimo día la obra que había hecho: Y en el día séptimo reposó y cesó de todas las obras que había acabado.

Pero al final del séptimo día, Dios vio que no todo cuanto había creado era bueno.

Dios vio que el hombre, esa figura que había creado a su imagen y semejanza, no sería en un futuro el ser perfecto que había pensado.

El hombre mentiría, robaría, maltrataría y destruiría esa tierra que con tanto afán había creado.

Supo entonces que el hombre mataría a sus semejantes y lo haría en su nombre, en nombre de un Dios, se llamara Yavé, Dios, Alá, Anu o Niskam, moriría en nombre del ser que le había dado forma y vida.

Quiso Dios entonces corregir al hombre, pero no pudo, este se le había revelado.

Dios lloró y lloró durante cuarenta días y cuarenta noches, su llanto se transformó en agua y el agua limpió el barro de la tierra, llevándose las impurezas.

Entonces Dios pensó que el hombre estaría formado por agua en su mayor parte, y que una pequeña parte de su ser sería tierra.

En cada hombre y cada mujer, el líquido lucharía por vencer el barro, la tierra, la impureza.

Génesis (Cap.1º. 1-31 ).

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