sábado, 20 de septiembre de 2008

Un mundo por descubrir

Sus ojazos escudriñan cada color de todo objeto que se cruza en su mirada, abriéndolos de par en par. Inmediatamente su cuerpecito se pone en acción, se pone nervioso, estira las manos e intenta tocarlo y agarrarlo hasta poder metérselo directamente en la boca, su primera referencia.

En esos momentos desearía poder tener una cámara que captara cada movimiento suyo y regodearme con sus gestos, su boca abierta de par en par, su media lengua, su medio flequillo, sus brazos anhelando que no lo dejes solo, que seas su cómplice en sus primeros descubrimientos.

Hay veces que es difícil adjetivar un nombre, pero a él, con sólo mirarlo, se le podría bautizar como “ sonrisa perenne “: Arquea las cejas, abre la boquita y saca esa lengua que te está diciendo que es feliz, que le gusta que le mires, te pide que seas tú quién le sonrías, que le hagas una carantoña o que le des un beso.

Pero si por casualidad se te ocurre hacerle cosquillas en el cuello; Si se da ese momento mágico, en tu mente quedará su risa porque no la olvidarás.

Por esos pequeños momentos merece la pena vivir.

1 comentario:

Reyes dijo...

No necesitas la cámara, esos momentos se quedan para siempre en tu interior.