domingo, 17 de agosto de 2008

enfermedad

Nunca un reproche, una queja, un desdén.

Sean las dos de la madrugada o las siete de la tarde.

El rostro de amabilidad, el cariño en cada gesto, una sonrisa por el pasillo.

Cuando uno pasa las horas y los días entre cama y sillón, que se interesen por ti además de hacer su trabajo es de agradecer.

Carreras, esfuerzo, timbres de aviso, nada importa, siempre buena cara.

Podrán vestir de blanco o verde.

Llamarse Beatriz, Isabel, Anabel, María José o Manolo.

Gracias a la profesionalidad y la vocación del personal del hospital, mis ilusiones son mayores y mi recuperación más rápida.

6 comentarios:

UN AMIGO dijo...

Querido Amigo:

Y digo amigo abusando de este término, que seguro otros merecen más que yo. Desde la distancia me ha conmovido enterarme de la enfermedad que acabas de pasar, resulta casi imposible acostumbrarse a la idea de que en cualquier momento uno de esos hechizos de brujería no puede sorprender y sumir en la más profunda oscuridad.
No hace falta más que ver, la templanza, entereza y la esperanza que transmiten tus escritos para saber que ese hechizo no ha apagado tu luz y que la enfermedad como te he comentado, ya está casi superada. Vencer al tumor es lo de menos, el trabajo difícil ya lo has conseguido, enhorabuena.

Un fuerte abrazo.

Reyes dijo...

Cuando estás mucho tiempo en el hospital, agradeces que el personal que te atiende, sea ante todo humano, y sobre todo, la gente que bajo ningún concepto te deja solo.
Desgraciadamente, tu sabes que estoy en lo cierto.

Un besazo, muy muy grande.

Anónimo dijo...

Un abrazo.

Herodes Antipas dijo...

Un pajarito, me ha dicho que andas maluscón... ánimo y adelante. Nada es eterno. Un fuerte abrazo y que te mejores lo antes posible.
Un abrazo, Manuel.

Antonio Aguilera N dijo...

Sería cuestión de comprobar, si, debajo de ese uniforme de enfermera de planta, tienen bien plegaditas las alas.´

Los ángeles de la guarda siempre intentan pasar desapercibidos.

Ánimos,

Pajarillo dijo...

Hola otra vez. Y digo otra vez por que hablamos a menudo.
Soy un pajarillo más, que se interesa por tu salud y por tu persona.
Me fortalece y reconforta conocer la enterece y fuerza con la que afrontas cada día la existencia de ese feo bichito que te ronda por ahí. Lo que ese bicho no sabe es que la batalla la tiene perdida, ya que no sabe con quién ha topado.
Tengo muchas ganas de que vuelvas a tu vida normal, y desde mi humilde nido te recuerdo, que puedes contar conmigo para lo que quieres: trabajo, charlas, un café o simplemente apoyo.
Muchos besos de corazón y te sigo viendo en el blog.