sábado, 16 de agosto de 2008

El espiritu del miedo

La terrible enfermedad que muchos de nuestros ancianos padecen me sugirió esta pequeña historia:


Su cerebro ya no es capaz de dar órdenes a su cuerpo, ni siquiera a sí mismo.

Es un alma muerta en un cuerpo vivo a ratos.

Ya no queda nada de su sonrisa, su mirada ni de su voz.

Algunas palabras salen de una boca que apenas se abre para comer alguna cosa.

Nada recuerda, nada piensa, nada transmite.

Algunas veces tiene instantes de lucidez, pero son eso, segundos que se desvanecen en el tiempo.

Pero cuando despierta, la cara se le comprime, los ojos se le abren y el miedo aparece personificado.

Y es que Isabel siempre vivió con el temor dentro.

El miedo había pedido habitación en su casa.

Hasta aquella fatídica noche en que todo estalló en su cabeza.

Desde entonces han pasado varios años, Rafael se fue sin hacer ruido y ella ya no sabe ni siquiera si está viva.

Pero algunas noches, él se aparece en sus sueños y su espíritu se estremece entre escalofríos.

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