martes, 10 de junio de 2008

" Opresión "

Vivimos tiempos difíciles en los que en muchas ocasiones encontrar un trabajo es casi una utopía, y que cuando se tiene, hay gente que daría todo por no perderlo.

Esta es una alegoría en un tiempo indeterminado y en un lugar cualquiera:
La vida de Fabrizzio era el vivo ejemplo del padre desesperado, cincuentón, con dos hijos pequeños que mantener y sin trabajo.

Pero un día vio un anuncio en el periódico y sin pensárselo acudió a la entrevista.

No había más candidatos y quién lo recibió le dijo que empezaría el día siguiente.

A los pocos meses, en la empresa le dijeron que para continuar trabajando le tenían que cortar una oreja.

Fabrizzio aceptó.

Al poco tiempo, le pidieron la otra oreja.

Fabrizzio aceptó.

Algunos meses después le amenazaron con echarlo a la calle si no accedía a que le cortaran un brazo.

Fabrizzio aceptó.

Más tarde le enseñaron una foto de sus hijos y le exigieron el otro brazo para que continuase allí.

Fabrizzio aceptó.

Un día, ellos le pidieron su cabeza para mantener el trabajo.

y…

Fabrizzio aceptó.

1 comentario:

Reyes dijo...

Me encanta esta historia, parece de Saramago.