jueves, 12 de junio de 2008

" El último hombre libre "


Miles de gotas caen sobre las hojas de los delgados eucaliptos creando una melodía de sonidos. En el jaguarzo más intrincado del bosque canta un ruiseñor, a lo lejos suena el toque seco sobre un árbol de un pájaro carpintero y el “ cu-cu “ se oye aquí y allá.

Es primavera.

Un mirlo esquivo cruza delante de la cueva de la que sale la música suave de una armónica, que se confunde con el resto de sonidos de la naturaleza.
Allí, en ese pequeño abrigo a cubierto del viento de levante, vive Bartolo, quizás el último hombre libre en sentido más amplio de la palabra.

Un saco de esparto cargado de latas de comida, una manta, algunos pitillos, ( “celtas cortos “ ) y un rato de charla diario en la puerta de la barbería del maestro, en el estanco o en la calle es lo que necesita para ser feliz.

Tiene familia pero prefiere la montaña, sin ataduras, sin dinero pero libre. No necesita nada más, bueno sí, su inseparable armónica que es su fiel compañera.

En Facinas siempre se les decía a los niños que si no se iban a dormir venía el hombre del saco, pero los niños del pueblo ya lo conocen y nada temen de él.
Es un hombre bueno que aplica una filosofía de vida: Vivir en paz con todos…

El ruiseñor sigue cantando como cada primavera, pero ya no se oye el sonido de la armónica en el bosque, hace años que Bartolo nos dejó, pero nos queda el recuerdo de alguien diferente, quizás el último hombre libre…

Las suaves gotas caen sobre las hojas de los árboles...

1 comentario:

Kenny dijo...

esta muy bien, va mejorando la cosa , me gusta que nos unana las aficiones. Es bueno el Ruiz Laffon ya casi voy por medio "Juego del Angel"